26 de marzo de 2012

Aplicaciones terapéuticas de los alimentos: La Obesidad





Solemos creer que la obesidad es una enfermedad o un desarreglo causado por el excesivo consumo de alimentos o calorías, pero, desde el punto de vista energético no sucede exactamente así. La obesidad es fruto de un desarreglo metabólico y energético que tiende a producir acumulaciones. No tan sólo es importante lo que entra, también es importante lo que sale de nuestro organismo, lo que eliminamos.
El problema no es sólo no comer demasiado, sino de disponer de suficiente energía para metabolizar lo que comemos. Hay personas que comen mucho y no engordan. El motivo es que ellos cuentan con un metabolismo activo y eficaz. Por el contrario, hay quien come muy poco y sin embargo sufre de obesidad, y la razón no es otra que la "mala eficiencia" de su metabolismo. La debilidad del "fuego interno"(o capacidad energética para realizar la digestión) de estas personas no les permite quemar y disolver las grasas y eliminar los residuos procedentes de los alimentos que ingieren. En consecuencia, para combatir el problema de la obesidad, tan importante o más que cuidar de que los alimentos que tomemos no tengan muchas calorías, es optar por una dieta que aumente la vitalidad del organismo y del metabolismo, por lo tanto aumente el "fuego interno".


En la medicina oriental se compara el "fuego digestivo" o "fuego interno" con un gran caldero. Si el caldero está suficientemente caliente, la comida se cocina bien y no deja residuos en el organismo. Por el contrario, si la temperatura del caldero es escasa, la comida no se cocerá adecuadamente, se digerirá mal y no podrá metabolizarse y ser eliminada con facilidad. Sucede que hay personas que se engordan sólo bebiendo un vaso de agua. A estas personas lo que les sucede en realidad es que les falta fuerza digestiva (fuego) y no son capaces de eliminar los sobrantes alimentarios.




Hay dietas que son auténticas locuras y suponen un maltrato enorme hacia el organismo. Por suerte hay dietistas y nutricionistas que saben que lo importante no es reducir calorías sino mejorar el funcionamiento metabólico. 
Con las instrucciones que se explicarán a continuación, uno puede comer la cantidad que quiera sin que exista riesgo de engordar y sin sufrir deficiencias (cosa que suele suceder en la mayoría de dietas para adelgazar). Al contrario, por mucho que se coma, lo más probable es que se adelgace.


Hay que tener en cuenta que existen dos tipo de obesidad, una es la obesidad troncular, llamada androide por los endocrinos porque es más frecuente que la padezca el hombre, y afecta principalmente a la mitad superior del cuerpo, dándole forma de "manzana".
La otra forma de obesidad es conocida como ginoide por los endocrinos y es más propia de las mujeres y se desarrolla básicamente en la parte inferior del cuerpo, tomando en este caso, forma de "pera".




La obesidad en forma de manzana afecta a la parte superior del cuerpo- hombros, cuello, papada, senos...- está producida por acumulaciones derivadas de la ingestión de alimentos de tipo yin. Para distinguir como se generan las acumulacionesde tipo yin de las de tipo yang es útil comparar el organismo, que está compuesto en un 70% a un 80% de agua, con un sencillo vaso de agua. Si echamos en un vaso determinadas sustancias, como por ejemplo nata, veremos que flotan. En cambio, si echamos un trozo de bistec, éste se hundirá hasta descansar en el fondo del vaso. Lo mismo ocurre en el organismo. Las natillas,cremas de leche, nata, mantequillas, helados...tienden a acumularse en la cara, la papada, el cuello, los brazos, los hombros, los senos y en general en toda la parte superior del cuerpo. Cada alimento tiende a a cumularse en una zona concreta del organismo (trofismo) y cuando se trata de un alimento que el cuerpo no puede metabolizar con facilidad,( pues biológicamente no es adecuado para la espécie humana),como carne o lácteos, etc., tienden a producirse acumulaciones justamente en el órgano o víscera donde ese alimento tiene trofismo o por el que siente apetencia.
La obesidad androide está relacionada con el consumo de azúcares, lácteos blandos (mantequilla, nata, crema de leche, natillas, yogures, flanes, batidos, helados), dulces, bollería con azúcar y harinas refinadas, mermeladas azucaradas, fruta en gran cantidad, aceites refinados (exceso de fritos, mantequilla de cacahuete, pan con aceite, etc.) Si eliminamos de forma drástica de la dieta este tipo de alimentos y adoptamos una alimentación "estándar" y más consciente, las acumulaciones que provocan obesidad superior- que son de tipo yin, expansivas- desaparecen con bastante facilidad en la mayoría de las personas. A veces tan sólo en tres meses se pueden observar resultados asombrosos que no mágicos. Hay que ser constante.


Es interesante saber que cuando  se sigue una dieta contra la obesidad, lo primero que se pierde es volumen, ya que el cuerpo elimina rápidamente gas y aire que son elementos más yin. Suele suceder que se pierda volumen pero no peso, que han bajado de talla pero no de peso. Es lo correcto cuando se sigue una dieta como es debido.
En el caso de la obesidad en forma de pera o ginoide que afecta principalmente a las nalgas, los muslos, las piernas, el abdómen bajo, etc, es más lenta de eliminar que la superior, debido a que se produce acumulación de proteínas de origen animal, acompañadas de grasas saturadas de la misma procedencia.
Las proteínas de origen animal son muy yang, se fijan en los tejidos y son  muy difíciles de remover. Por si fuera poco, el núcleo que forman en la zona baja del organismo tiende a acumular a su alrededor sustancias del tipo yin, como las grasas que que hemos citado, agua y otros líquidos, que son la causa de que la parte inferior del cuerpo adquiera tanto volumen y que dan lugar a la celulitis y a la obesidad.


Para combatir la obesidad inferior hay que atacar al núcleo yang, eliminarlo. Es precisamente el olvido o desconocimeinto de esta premisa el principal motivo de fracaso de la mayor parte de dietas de adelgazamiento que pretenden acabar con la obesidad de la zona baja. Esas dietas atacan la zona yin de las acumulación, es decir el envoltorio acuoso y graso, a base por ejemplo de una dieta hipocalórica, basada en ensalada y bistecs, pero no hacen lo propio con el núcleo yang. ¿Qué sucede entonces? El cuerpo no aguanta mucho tiempo una alimentación tan yang y al final , la persona normaliza su dieta. Es entonces que de inmediato, el núcleo yang que se ha visto reforzado y aumentado, pide sustancia yin a su alrededor, más grasa y más agua que antes, con lo cual, la zona afectada adquiere más volumen que antes de haber empezado la dieta.
Si por el contrario eliminamos drásticamente de nuestra dieta la proteína animal, en especial la de origen terrestre (carnes, huevos, embutidos,etc), el núcleo yang pierde fuerza poco a poco. Si la proteína animal se sustituye de forma mayoritaria por alimentos de origen vegetal, incluyendo las algas, y se sigue una dieta con los complementos proteicos adecuados y está bien equilibrada en lo que respecta a nutrientes, el núcleo yang mengua paulatinamente y como consecuencia, el volumen general se reduce.
Este proceso lento pero ininterrumpido, si la dieta se sigue de forma adecuada, la obesidad desaparece de forma definitiva.


La proteína animal de origen terrestre tiende a acumularse en distinbtas zonas del cuerpo según el alimento  de que se trate. La carne tiende a hacerlo en las nalgas, los jamones y embutidos en los muslos y las nalgas, y las grasas saturadas delos embutidos y de los lácteos duros (queso parmesano,queso bola,etc) en las cartucheras. De modo que es fácil saber de forma muy precisa qué tipo de acumulación sufrimos y cúal es el remedio que debemos aplicar. Si uno tiene cartucheras tendrá que evitar las pizzas, el jamón york y los embutido en general. Si lo que tiene gruesos en exceso son los muslos, convendría que eliminara de su alimentación la carne de cerdo y sus derivados. Las piernas voluminosas y que padecen de pesadez y cansancio responden muy bien a una dieta sin proteína animal terrestre.


Tratamiento

No se trata de reducir el volumende alimentos ni de sus calorías, sino el de algunos de sus productos en particular, así como de mejorar el metabolismo, mejorar el fuego interno. Debemos tomar alimentos que potencien esta fuerza digestiva, esta es la principal manera de reducir la obesidad.
Cada persona es un caso particular, y está claro que las dietas deben personalizarse, pero en líneas generales son algunos cereales como el mijo, el trigo sarraceno, el centeno, la quinoa, etc, los que más ayudan a tratar la obesidad, sea del tipo que sea.( y sï son carbohidratos).
Mijo
El arroz integral y la cabada combinados también ayudan, pero sin duda los que más estimulan el fuego interno son el mijo, el centeno- que es especialmente drenador- y el trigo sarraceno.

El mijo puede tomarse como desayuno en forma de crema dulce o salada, es un perfecto estimulante del fuego digestivo y de la linfa. Es muy recomendable para personas con digestiones lentas, que se sienten muy pesadas después de comer. Hay quien incluso las ensaladas, la fruta o la propia agua les producen pesadez. Para evitar estos sintomas, es ideal de buena mañana tonificar la energía de nuestro fuego interno con un buen plato de mijo.
Otra opción muy recomendable es un desayuno de copos de centeno cocinados o de pan de centeno de levadura madre.

Trigo sarraceno
En cuanto al arroz y la cebada pueden tomarse como equilibrantes o reguladores, pero no bajan tanto el peso.

Por otra parte conviene evitar tomar bebidas frías, las frutas, los zumos de frutas y las ensaladas, a no ser que uno sufra en exceso de calor en el cuerpo. Estos alimentos apagan el fuego digestivo, con lo cual no pueden ponerse en marcha con la intensidad y regularidad debidas todos los procesos que se ocupan de la disolución y eliminación de las grasas acumuladas. En las dietas contra la obesidad, deben eliminarse de forma drástica las comidas y bebidas frías, y generalmente las frutas crudas y las ensaladas.

Azukis
Alimentos que sí conviene potenciar serían por ejemplo son las verduras: el puerro, cebolla, cebolleta, zanahoria, nabo, rabanitos, jengibre fresco.
Resulta conveniente tomar legumbres pequeñas, especialmente las de forma arriñonada, en pequeñas cantidades- entre 4 y 6 cucharadas por comida-. Es excelente la azuki, una judía roja muy mineralizada que debería cocinarse con alga kombu a ser posible.
 En cuanto al pescado, debería ser blanco, no graso, y salvaje mejor que de piscifactoría. 
Las fuentes principales de proteínas deben ser de origen vegetal, como el tofu, seitán, tempeh, amaranto, etc.
Si la obesidad es de tipo inferior con más razón se debería acudir alas proteínas vegetales. Si ésta constituye entre un 10% y un 15% de nuestra dieta (dependiendo siempre de la persona!), y le sumamos los cereales integrales y las verduras que hemos citado, enzimas digestivos como los pickcles y un poco de miso en sopa de 3 a 5 veces a la semana, y usamos aceites de sésamo, cártamo o lino de 1ª presión en frío, podemos tener por seguro que nuestro fuego interno mejorará de forma considerable.

Antes de comer es recomendable tomar un tazón de caldo, una media hora antes, con un poco de miso mejor que sal, y así vamos preparando nuestro sistema digestivo.
La cebolla cruda, el ajo crudo, los picantes fuertes en general, así como los azúcares simples ( blanco, moreno, miel, sacarina, chocolate, fructosa, alcohol), deberíamos eliminarlos de nuestra dieta para que no se produzcan oscilaciones de glucosa en la sangre y deriven en ataques de hambre.
No es muy recomendable perder peso muy deprisa en un a dieta contra la obesidad.  Si las grasas se eliminan muy rápidamente las toxinas que en ellas se acumulan, entre ellas metales pesados y dioxinas, pueden pasar al torrente sanguíneo y pueden depositarse en zonas vitales de nuestro organismo. Las perdidas de peso deben producirse de forma bastante progresiva, sin pausa pero sin prisa. Perder más de 3 o 4 kg al mes, no es lo más conveniente. No hay que descartar que algunos cambios en el carácter paralelos a adelgazamientos muy drásticos puedan deberse a alteraciones del sistema nervioso motivadas por esas sustancias tóxicas.

La dieta por tanto, debería contener elementos drenantes que permitan que esas toxinas acumuladas puedan ser eliminadas adecuadamente del organismo. Por este motivo es importante consumir de manera regular verduras frescas y pequeñas cantidades de algas. Los alginatos y otras sustancias que las algas desprenden en las cocciones tienen la capacidad de atraer las toxinas y facilitar su eliminación.


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