Conoce la importancia de las proteínas vegetales

La palabra proteína viene del griego y significa "lo primero" o "primero", lo que quiere decir que las proteínas son primordiales; sin proteínas, sin aminoácidos no hay vida..

Alimentación Consciente

Intentamos ayudar e informar a las personas que quieren cambiar su alimentación.

La importancia de saber comer bien

Ofrecemos información para conocer las claves de una alimentació sana.

Mantente informado sobre nuestras charlas y talleres

Nuestras charlas están enfocadas a conocer los secretos de una buena alimentación.Nuestros talleres son para poner los conocimientos en práctica.

¿Qué comen las personas más longevas del planeta?

Existen ciertas comunidades en el planeta que viven bastante al margen, sino completamente, de nuestro modo de vida y que se caracterizan entre otras cosas por su longevidad.Conoce su secreto.

¿Chocolate, una verdad amarga?

Existe una cara oculta de este manjar, una verdad amarga que no es otra que la de la esclavitud infantil en la recolección del cacao en países como Costa de Marfil y Ghana.

¿Son seguros los transgénicos?

Las semillas transgénicas adquieren características nuevas para resistir a determinadas plagas o agroquímicos. Algunas, podrán crecer casi sin agua y otras, nos ayudarán a combatir enfermedades.

¿Equilibrio a través de la alimentación?

Desde antiguo los seres humanos observaron que en todo fenómeno existe una tendencia hacia la expansión y otra hacia la contracción o, lo que es lo mismo, una tendencia yin y otra yang.

7 de mayo de 2012

¿Por qué comemos?


Muchos de nosotros comemos sólo porque es necesario, es nuestra manera de proporcionarle la “gasolina” a nuestro cuerpo, los hay que comen muy rápido la comida para liberarse cuanto antes de esta necesidad, y también hay gente que le dedica su tiempo a cocinar y comer.
No se trata tan solo de abrir la boca y dejar que caigan los alimentos en  el estómago y que éste se encargue de digerirlo.
La digestión empieza en la boca, ya que en la saliva se liberan amilasas que son sustancias encargadas de la “pre-digestión” o de la” pre-praparción” de los alimentos antes de que lleguen al estómago. De esta manera se evita que el organismo deba utilizar demasiados ácidos digestivos que son los causantes entre otras cosas, de la pesadez y acidez de estómago, mala asimilación de nutrientes y puede ayudar a causar muchas otras enfermedades de origen alimentario.
Debemos prestar más dedicación tanto a lo que cocinamos como a lo que comemos. Nuestra salud depende de ello.

Algunas personas dicen que no les gusta cocinar, y generalmente el motivo principal de esto, es que prefieren dedicarle ese tiempo a otras tareas. Imaginemos que nuestro cuerpo es un vehículo a motor, un coche por ejemplo. Nos levantamos por la mañana para ir a trabajar, y decidimos que ese día no le vamos a echar combustible, ¿qué sucederá al poco rato? Puede ser que no lleguemos a nuestro destino. Nuestro cuerpo dispone generalmente de energía suficiente por si en caso de emergencia la necesitáramos. Sin embargo, es mejor disponer diariamente de nuestra “dosis” de combustible y no llegar a utilizar esa energía de reserva que de utilizarla día tras día, estresaremos a nuestro organismo y nuestra salud se verá afectada.  Solemos actuar como si a nuestro organismo pudiéramos acostumbrarlo a lo que nuestra cabeza quiera. Por ejemplo, frases como: “No desayuno nunca, es que no tengo hambre…”.  Muchas veces esta afirmación no es real. Tan solo hemos acostumbrado a nuestro cuerpo a no desayunar, sin embargo, seguirá necesitando combustible para funcionar correctamente.
Debemos aprender a comer con moderación y no esperar a sentirnos hambrientos. Si lo hacemos, seguramente comeremos cualquier cosa que tengamos a mano para que nos sacie instantáneamente, pero esto no es una buena manera de alimentarse. Alimentarse bien tampoco significa comer abundantemente.
Nuestro cuerpo necesita energía nos parezca bien intelectualmente o no. Es conveniente que además tengamos en cuenta cual es el tipo de combustible que le añadiremos a nuestro organismo, pues no nos servirá a la larga cualquier fuente de energía. Si utilizamos un combustible mal procesado o con aditivos químicos que dañan nuestro motor, puede ser casi seguro que nuestro vehículo acabará por funcionar mal y nuestra salud se verá afectada.
A nuestro organismo no le sirve cualquier “combustible”. No podemos engañarlo aunque funcione aparentemente bien. A la larga sufriremos sus consecuencias. Debemos utilizar los adecuados y de mejor calidad posible.
Muchas empresas a través de los medios de comunicación quieren vendernos sus “combustibles” modernos, llenos de innovaciones. Pero no debemos olvidar que su principal finalidad es vender sus productos, sean estos buenos o no para nuestro organismo. Se supone que las autoridades sanitarias deberían vigilar estas cosas, sin embargo la industria alimentaria es un negocio tan grande que muchas veces podemos encontrar sectores corruptos y alimentos no muy “buenos” para nuestra salud, entran a formar parte de nuestra alimentación diaria. Debemos considerar que aunque mucha gente consuma un producto, esto no es suficiente razón para que nosotros también lo tomemos. Siempre podemos fijarnos como le sientan ciertas sustancias a nuestro cuerpo después de “llenar el depósito”. Esto va a ser el mejor indicativo aunque nuestro cerebro puede que nos diga lo contario.
No hace más de cien años, nuestra sociedad no estaba tan enferma como lo está ahora. Hay varias diferencias en los estilos de vida de nuestros abuelos con los nuestros:
  • ·         Antes no existía la sociedad de consumo, se vivía con menos.
  • ·         No existían los alimentos procesados.
  • ·         No comían carne cada día, era un alimento que se consideraba escaso o caro.
  • ·         No existían tantos productos azucarados con azúcar refinado como hoy en día.
  • ·         No existían  los aditivos alimentarios, tales como colorantes, conservantes, potenciadores del sabor, etc.
  • ·         No se comía tan abundantemente, ni fuera de casa, es decir, no existían tantos restaurantes.
  • ·         Antes se cocinaba siempre en casa, con productos cercanos y/o de la huerta y si se comía proteína animal, ésta era de confianza puesto que no se empleaban ni vacunas, ni antibióticos, ni hormonas engordantes, etc.

Un dato muy importante a tener en cuenta es que la población mundial del planeta  en 1800, era de tan solo 1.000 millones de habitantes. En tan solo dos cientos años esta cifra ha crecido hasta llegar a los 7.000 millones de personas a finales del 2011.

Podemos decir que la especie humana se ha revolucionado mucho y tanto la manera de vivir, como de alimentarnos ha cambiado increíblemente.
Se instauraron sistemas de producción en cadena donde lo más importante era sacar el máximo rendimiento. Somos muchos seres conviviendo en este planeta y aun así se producen más alimentos de los que consumimos, este hecho es insostenible por más tiempo. Tenemos por un lado personas que mueren de enfermedades relacionadas con la alimentación como la obesidad o enfermedades coronarias causadas por exceso de colesterol, y por otro lado otros millones de personas mueren desnutridas.
Este hecho no es algo que la mayoría no sepamos, sin embargo quizás no vemos la relación tan directa de cómo pueden influir nuestros actos dentro de este sistema  de producción y como podemos además, mejorar nuestra calidad de vida, la de los demás y conseguir más salud para nosotros y para nuestro planeta.
Con el sistema de producción impuesto hace unos  años, consiguieron separarnos cada vez más de nuestras cocinas. En ellas es dónde básicamente reside nuestro poder para recuperar  nuestra salud a través de nuestro poder de elección que es lo que también nos arrebataron. Debemos recuperar el poder de elegir como queremos cultivar nuestros alimentos, como criar a nuestros animales, como queremos alimentarnos y no perder salud, acabar con tantas enfermedades dado que muchas de ellas se originan por causas alimentarias. Podemos escoger la procedencia de los alimentos para que no tengan que viajar miles de kilómetros hasta nuestras cocinas o las de los restaurantes, podemos elegir si queremos que sean de procedencia ecológica o procedente de cultivos transgénicos, debemos poder conocer los inconvenientes del uso de pesticidas, abonos químicos, etc. y su efecto en nuestra salud.
El poder de elegir significa escoger conscientemente con todas las consecuencias, los alimentos que queremos para alimentarnos.  Sabiendo que si compramos productos de empresas que utilizan esclavos en la cadena de producción, estamos apoyando a que estas empresas sigan cometiendo estos delitos. Si compramos huevos de gallinas que viven en jaulas encerradas todo el día, que no son felices ya que no se encuentran en su hábitat natural, estamos apoyando a que este siga siendo el método de producción más barato. Al productor le es rentable y a nosotros nos da igual como lo consiga. Como estos ejemplos hay miles de casos donde, con nuestro dinero al comprar, estamos apoyando ciertos modelos de producción.
Podemos además elegir la manera de cocinar los alimentos conociendo los métodos  o técnicas de cocción y utilizando las más saludables, de manera que conserven la mayor parte de nutrientes.
Podemos cocinar con intención, con consciencia. Podemos añadirle amor a cada cosa que cocinemos.
Es muy importante poder comprender que cocinar no es tan sólo calentar comida o cortar alimentos, juntarlos, sazonarlos y servirlos con gracia. Detrás de este acto hay un motivación superior: “nutrir nuestro organismo”, tanto físicamente, emocionalmente y energéticamente.
A nivel físico sucede que los alimentos que comemos son con los que nuestro organismo fabrica la sangre, el líquido que nutre a nuestras células. Y si nuestra sangre es pobre, nuestras células también, por lo tanto todo nuestro organismo sufre las consecuencias de una mala alimentación.  Esta deficiencia sumada a situaciones de estrés, exposición a contaminantes, etc. Hacen que además, nuestra sangre se acidifique.

A nivel emocional podemos sentir la belleza y la dedicación en un plato de comida y observar, oler y comer los ingredientes, despertando nuestros sentidos y generando sensaciones agradables o desagradables. Cuanta más armonía haya en un plato, mejor nos va a saber y más atractivo nos va a resultar. Si cocinamos felices el resultado será algo agradable, si por el contrario cocinamos enfadados, el resultado puede llegar a convertirse en un “veneno” para aquel que lo coma.
A nivel energético debemos entender que nuestro cuerpo es una máquina “bio-electro-química”, y que todo ser vivo emite su propia vibración. Al incorporar en nuestro organismo alguno ser vivo (vegetales, animales, agua, etc.) su vibración pasa a nuestro cuerpo e influye en mayor o menor medida y la podremos percibir más o menos según cada persona. Si comemos unos tomates cultivados ecológicamente, no nos aportará lo mismo que unos que sean transgénicos, aunque el sabor sea idéntico. En otro extremo, si comemos un animal que ha vivido en malas condiciones, sin libertad, sin alimentos naturales, alimentado sólo a base de piensos,  vacunados, medicados y que además han sido criados y sacrificados sin ningún tipo de respeto, ni amor o compasión; esa carne  estará dura por el sufrimiento del animal al ser sacrificado y además estará cargado de químicos y hormonas del estrés propias del animal que habrá segregado antes de su muerte. Si comemos alimentos saludables, tratados con amor y respeto hacia ellos y hacia nuestro entorno, estaremos  y nos sentiremos más saludables, de otro modo, tan solo enfermaremos tarde o temprano y no lo relacionaremos con la alimentación.
Somos lo que comemos.



2 de mayo de 2012

Adicción a los alimentos

Generalmente los apegos alimenticios suelen relacionarse a carencias energéticas.Éstas pueden ser de origen físico (déficit de proteínas, de hidratos, de vitaminas, de sales, etc) , o energético ( para refrescar o calentar el cuerpo, para tener más energía, etc).
Una cosa es lo que necesitamos y otra lo que deseamos. En esta sociedad en la que vivimos, el consumo de alimentos sigue estando basado generalmente en lo que percibimos a través de los 5 sentidos; y la publicidad es la mayor encargada de crear este tipo de deseos. Esto no quiere decir que no sea correcto comer lo que deseamos, pero si hemos "perdido" el instinto natural de sentir lo que nuestro cuerpo necesita y no lo escuchamos.

Según como nos sintamos: con mucha calor, con frío, con mucha energía, con poca, relajados, excitados, etc; deberemos seguir unas pautas u otras en función de lo que realmente necesitemos. Puede ser que no siempre acertemos, pero por lo menos debemos aprender a discernir entre lo que "deseamos" y lo que "necesitamos".
Lo que deseamos suele ir más unido al plano emocional, y que a través de todo el bombardeo de publicidad que recibimos se afianzan cada vez más en  nuestra cabeza todos estos deseos. A veces se trata simplemente de ciertas sustancias que sabemos que nos calman o nos reconfortan a nivel tanto físico como emocional, ya disponga el alimento o no, de ciertas sustancias relacionadas que generen dicho estado de ánimo.

Tan solo basándonos en la auto-experimentación y la auto-observación, podremos comprobar a nivel personal cómo estamos y qué necesitamos en cada momento y si nos hemos equivocado o no.
Hay unas pautas o patrones para alimentarse correctamente, sin embargo, cada persona es única y sólo ella misma sabe como se encuentra y si algo le sienta realmente bien o mal.

Si las comidas principales están totalmente equilibradas será más difícil que tengamos apegos a ciertos alimentos debido a la carencia de ciertos nutrientes.
Algunos ejemplos de estos apegos son:


  • Si la carencia es de cereales integrales: son los que más vitalidad energía generan y tonifican el el sistema nervioso. Nuestro cuerpo nos pedirá bollería, galletas, chocolate, casi siempre dulce, es decir carbohidratos, pero de absorción rápida que nos dan un impulso energético al momento. No es una manera sana de obtener energía. Debemos tomar cereales integrales que son hidratos de carbono compuestos y de absorción lenta, por lo que su energía se distribuirá durante unas horas a lo largo del día.
  • Si la carencia es de proteína: es posible que por la tarde nos apetezcan dulces, snacks, queso, bollería, etc. En este aspecto, hay mucha gente que toma un exceso de proteínas, sin embargo también hay personas que ya sea porque siguen una dieta de algún tipo o por desconocimiento de su importancia, no suelen tomar las cantidades necesarias de proteína, ya sea vegetal o animal.  Sin embargo es preferible empezar a sustituir las proteínas animales por las vegetales en la medida de lo posible.
  • Si tenemos carencia de sales minerales, lo conveniente sería tomar algas, ya que aportan la mayoría de las que nuestro organismo necesita y además tonifican el organismo. Podemos recurrir a ellas cuando la tendencia sea a comer embutidos, quesos salados, sal cruda, etc.
  • La base de los alimentos debe ser dulce, pero un dulce natural basado en dulzor propio de los alimentos. Este sabor lo podemos obtener de verduras cocinadas.  Si nuestra tendencia es no buscar este sabor en la mayoría de las comidas, buscaremos este sabor en los postres o en otros momentos del día. Comer algo dulce no tiene que significar tomar azúcar refinado.
  • Comer verduras verdes desbloquea la energía de nuestro cuerpo y desbloquea nuestro intestino. Son importantes por su aportación de vitaminas y sales. Si nuestra dieta es pobre en verduras, podemos sentirnos más bloqueados , agresivos, faltos de energía, de mal humor, etc.

El deseo de dulces está basado en la carencia del nivel óptimo de glucosa en nuestro cuerpo, al tener una falta de carbohidratos complejos, nuestro organismo, busca compensar esa carencia de la manera más rápida y esta es tomando cosas azucaradas, que disparan instantáneamente el nivel de azúcar, pero que luego producen una hipoglucemia igual de rápida, creando un circulo vicioso de subidas y bajadas de glucosa en nuestro cuerpo. No es conveniente intentar acostumbrar a nuestro cuerpo a que viva de esta manera. Debemos dejar de ir de un extremo al otro y conseguir el nivel necesario a través de los cereales integrales o hidratos de carbono complejos de asimilación lenta.
Ya comentamos en otro artículo los problemas del azúcar, sobretodo del refinado, pero todos los azúcares de absorción rápida pueden generar desequilibrio a nuestro organismo. Algunos de los problemas que puede generar son:
  • Su consumo excesivo satura al hígado que es el encargado de mantener el nivel de azúcar en sangre. También reduce la acción anti-microbiana.
  • Acelera el pulso tan solo 15 minutos después de su injesta, aumenta la presión arterial y la función renal.
  • Como el azúcar refinado carece de otros nutrientes, dentro de nuestro organismo tiende a equilibrarse atrayendo diversos minerales y vitaminas, por lo que crea una desmineralización.
  • El azúcar es una droga ya que crea adicción. Además de saciar (y engañar) al cuerpo cuando tenemos hambre.
  • A los niños les puede causar hiperactividad.
  • Acidifica el ph de nuestro organismo. Por lo que crea el medio ideal para células cancerígenas y otras enfermedades.

Una manera de ayudar a nuestro cuerpo para que no necesite el azúcar y quitarnos el "mono"sería:
  • Comer verduras más dulces en nuestra dieta cocinadas lentamente y en forma de cremas.
  • Comer postres elaborados con frutas naturales de temporada.
  • Empezar a comer más ensaladas y verduras.
  • Reducir la sal, si tomamos un exceso de sal, nuestro cuerpo también va a necesitar un exceso de azúcar para compensar.
  • Reducir las harinas refinadas, pan incluido.
  • No se trata de convertir por ejemplo nuestro postres favoritos con ingredientes naturales, no siempre va a ser posible. Sin embargo la cocina es infinita y con un poco de imaginación podremos elaborar nuevos postre más sanos o incluso descubrir que la fruta al natural también es muy sabrosa.
Emocionalmente el chocolate al ser un producto dulce suele relacionarse también con una carencia de dulzor en la vida. Esta puede ser una causa por la que muchas personas están enganchadas a este alimento. Es una manera inconsciente de darnos lo que otros no nos dan en un plano emocional que pasa al plano físico, ya que ambos van cogidos de la mano.
Solemos comer chocolate después de momentos de tensión o cuando sufrimos de estrés. Esto puede deberse también a que es un relajante por su contenido en magnesio. Una manera de no depender de este alimento que acidifica la sangre por su contenido en azúcares y leche , y de ser causa de esclavitud en los países productores de cacao, es aprender a relajarse y poco a poco dejar de consumirlos. Contiene además teobromina que es un alcaloide el cual crea la adicción, y contiene oxalatos- sales del ácido oxálico- el cual puede perjudicar a personas con los riñones débiles. Si nuestra elección es seguir comiendo este alimento deberiamos contemplar la opción de comprarlo procedente de un comercio justo que nos asegure que no han participado niños esclavos en su proceso de recolección.

El cafe es otra sustancia adictiva que sería interesante que si nuestra elección es seguir tomándola, su




procedencia fuera también de comercio justo por las mismas razones que en las del chocolate: la esclavitud o la explotación de personas humanas.
El café es un estimulante que millones de personas consumen cada día y varias veces al día. Es una sustancia contractiva, estimulante, secante y diurética, a parte de ser un buen laxante. Se suele utlizar para estimular la digestión, sobretodo después de comidas ricas en grasas. Os recomendamos un articulo dedicado al café que explicamos un poco mejor sus pros y contras. Si quisieramos dejar esta sustancia, deberiamos hacerlo poco a poco para no sufrir sus efectos secundarios como dolor de cabeza o estreñimiento.


Los "snacks" saldos como las patatas fritas u otros productos refinados industriales se han convertido en otra adicción en los últimos años. Hay que destacar que generalmente estáncargados de aditivos químicos como colorantes, potenciadores del sabor, y que además son excesivamente salados (NA-CL, cloruro de sodio) y excesivamente grasos. Están generalmente fritos u horneados con grasas vegetales refinadas.
Para evitar la tendencia a consumir estos alimentos debemos empezar a comer alimentos que contengan más sales minerales, condimentar la comida con aderezos salados no sólo sal de mesa (NA-CL), aumentar la cantidad de proteínas en nuestra dieta, reducir los alimentos crudos como ensaladas, zumos y frutas. Debemos prestar atención a los malos hábitos. No podemos sentarnos enfrente del televisor y empezar a a comer por aburrimiento, tensión emocional, ansiedad, soledad....De esta manera tan solo estaremos maltratando nuestro organismo y tarde o temprano nos pasará factura recargando el hígado, los riñones, provocando exceso de colesterol, obesidad, etc.


Una alimentación basada en alimentos naturales y que no sea extremadamente dulce ni extremadamente salda nos permitirá mantenernos saludables y equilibrados.





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