4 de enero de 2012

"Yin - Yang" o equilibrio en la alimentación






Desde antiguo los seres humanos observaron que en todo fenómeno existe una tendencia hacia la expansión y otra hacia la contracción o, lo que es lo mismo, una tendencia yin y otra yang. En función de que tendencia predomine en un momento determinado, es decir, sabiendo si el fenómeno se encuentra en una fase expansiva (yin) o en una fase contractiva (yang), se puede prever que evolución sufrirá. El yin y el yang son,n síntesis, fuerzas- la primera centrífuga, la segunda centrípeta- que operan en cualquier dimensión de la realidad. Si hablamos, por ejemplo, del movimiento, éste será más yin cuanto más lento sea, y más yang cuanto más rápido. Si nos referimos a las texturas, las blandas son yin, y las duras, más yang. Si analizamos una persona por su constitución, será más yin cuanto más alta  y gruesa sea, y más yang cuanto más baja y delgada. En cuanto a los ambientes climáticos, el tropical es más yin, y en cambio, los ambientes fríos son más yang. Yin en definitiva, es todo lo conlleva difusión, dispersión, separación, descomposición, etc. Yang por el contrario, es lo que implica fusión, asimilación, reunión, organización, etc.

En las siguientes listas podemos ver estos y otros ejemplos de la aplicación de la polaridad yin/yang  la realidad:

 

Yin
Yang

Fuerza Centrífuga
Fuerza Centrípeta
Tendencia
Expansión
Contracción
Función
Difusión
Fusión

Dispersión
Asimilación

Separación
Reunión

Descomposición
Organización
Movimiento
Más inactivo y lento
Más activo y rápido
Vibración
Onda corta y alta frecuencia
Onda larga y baja frecuencia
Dirección
Ascendente y vertical
Descendente y horizontal
Posición
Hacia fuera, periférica
Hacia dentro, central
Peso
Más liviano
Más pesado
Temperatura
Más fría
Más cálida
Luz
Más oscura
Más clara
Humedad
Más mojado
Más seco
Mundo
Vegetal
Animal
Densidad
Menor
Mayor
Tamaño
Más grande
Más pequeño
Forma
Más expansiva, frágil
Más contraída
Extensión
Más larga
Más corta
Textura
Más blanda
Más dura
Partícula atómica
Electrón
Protón
Elementos
N,O, P, K, Ca, etc.
H, C, Na, As, Mg, etc.
Ambiente
Vibración, aire
Agua, tierra
Efectos climáticos
Clima tropical
Clima frío
Biológico
Más calidad vegetal
Más calidad animal
Sexo
Femenino
Masculino
Estructura orgánica
Más hueca, expandida
Más compacta, condensada
Nervios vegetativos(estructura)
Simpático
Parasimpático
Actitud
Más pasiva
Más activa
Trabajo
Más psicológico y mental
Más físico y social
Función vegetativa
Parasimpático
Simpático
Mentalidad
Analítica
Sintética

Esta división debe tomarse siempre en términos relativos. Nada es yin o yang de forma absoluta, sino que todos los fenómenos son una combinación de ambas tendencias energéticas en una u otra proporción. Además, esa proporción varía constantemente, hasta el punto que cualquier cosa, llevada al extremo, se convierte en su opuesto. Por otra parte, algo que, generalizando, lo incluiríamos en el campo de lo yin, puede ser yang comparándolo con algo más yin, y  viceversa.
Para comprender como funciona mejor esta polaridad universal podemos acudir a los principios y leyes que, de acuerdo con la tradición oriental, regulan el funcionamiento energético del mundo. Según ella, los siete principios del "infinito universo"- el concepto hace referencia a la matriz de fenómenos que nos envuelve, del cual surgen los acontecimientos, situaciones y seres que configuran nuestra realidad- son:
  1. Todo es una diferenciación del Uno infinito.
  2. Nada es idéntico.
  3. Todo fenómeno es efímero y está transformándose constantemente, cambiando su polaridad de yin a yang y viceversa.
  4. Los elementos antagónicos son complementarios, es decir, forman una unidad.
  5. Lo que tiene cara tiene dorso, y cuanto mayor es la cara, mayor es el dorso.
  6. Todo lo que tiene principio tiene fin.
  7. Yin y  yang se manifiestan continuamente desde el eterno movimiento del infinito univesal.

 A partir de estos siete principios, la tradición oriental entiende el universo como una manifestación de dos energías antagónicas y complementarias, el yin- que representa la centrifugalidad- y el yang que representa la centripetalidad -, las cuales se atraen mutuamente, interactúan y generan todos los fenómenos. Conviene tener en cuenta que nada es totalmente yin o totalmente yang. Cualquier fenómeno es una combinación de ambas energías en distintas proporciones, las cuales, además varían constantemente. El equilibrio absoluto no existe, sino que , en los fenómenos, situaciones  sistemas estables se da un equilibrio dinámico. Otras dos leyes fundamentales rigen a ambas fuerzas: por una parte ,lo yin repele lo yin y lo yang repele lo yang y , por otra parte lo extremadamente yin produce yang y lo extremadamente yang produce yin.

También los alimentos tienen este carácter bipolar: unos son más yin y otros son más yang y , en función de ello, producen determinado efectos a nivel mental, emocional u orgánico. De ahí que la aplicación de la polaridad yin-yang a las recomendaciones sobre cómo alimentarnos y a las dietas curativas sea muy directa .
Tan directa como efectiva. Un claro ejemplo: una persona si está dispersa, asténica, se encuentra en una fase yin, lo que le convendría es que tomara alimentos salados, concentrados y tostados, que producen efectos yang.

Pero antes de adentrarnos en la alimentación, que es el ámbito que aquí queremos exponer, debemos conocer cómo funcionan ambas fuerzas, la centrífuga y la centrípeta, el yin y el yang, a escala planetaria.


Debemos saber que todos los fenómenos que se producen en nuestro planeta lo hacen en el encuentro de dos clases de energías, las terrestres y las celestes.
Las energías terrestres son yin: ascendentes y centrífugas.
Las celestes por el contrario, son yang:  descendentes y centrípetas.
En la confluencia, en el choque de esas dos energías, esas dos fuerzas, se genera y se desarrolla, sin ir más lejos, la vida.
Cuando predomina la energía celeste , nos encontramos el mundo inorgánico, y conforme la energía terrestre aumenta, aparece el mundo orgánico. Los minerales, por ejemplo, tienden a cristalizar, a organizarse ocupando el mínimo espacio y la menor energía posibles: son yang estructurado, centrípeto, condensado. En cambio, el mundo orgánico crece por inhibición, tiende a la expansión, y gracias a la energía terrestre puede satisfacer su vocación de ocupar cuanto más espacio mejor. Podemos combrobarlo fijándonos en el crecimiento de las plantas, vertical y ascendente. Incluso las plantas que crecen aparentemente horizontalmente lo hacen en realidad hacia arriba, otra cosa es que luego no encuentren un huésped por el que trepar y caigan debido a la gravedad. Queda claro que las raíces crecen hacia abajo, pues yin y yang siempre coexisten, pero la tendencia dominante en las plantas es el crecimiento hacia arriba y hacia fuera.

Dentro del mundo orgánico existen diferencias en el mundo vegetal y el mundo animal. Las células de los animales -yang- son más condensada que la de los vegetales -yin- y , en general, el mundo animal se rige por una tendencia más centrípeta y aglutinadora que la que gobierna el reino vegetal, absolutamente expansiva. Esto se debe a que los animales cuentan con mayor proporción de energía celeste que los vegetales.


La energía terrestre, centrífuga y yin, es fruto de la rotación del planeta y alcanza su punto culminante en los trópicos. Allí crecen grande árboles, grandes hojas, grandes insectos... Y es que la energía de la Tierra produce abundancia y pluraridad de seres. Por el contrario, la energía celeste o cósmica, centrípeta y yang, predomina en los polos, donde la vida tiene mayores dificultades para desarrollarse: hay menor variedad de especies, con predominio absoluto de los animales -osos,focas...etc-, y las especies vegetales que empiezan a surgir conforme nos alejamos de los polos cuentan con características celestes -dureza, hojas pequeñas, más raíces y mayor condensación y resistencia que en los trópicos.

 Dentro del mundo orgánico, lo vegetal es más yin: expansivo, pasivo y frío. Lo animal en cambio, es más yang: compacto, activo y caliente. Como en los polos la energía que predomina es yang, conforme nos acercamos a ellos van desapareciendo los vegetales. Si invertimos la dirección y nos dirigimos hacia el ecuador, vemos que la diversidad vegetal, por el contrario, aumenta, y que los árboles son cada vez más altos, porque hay más energía yin, energía de la Tierra.
Al contrario que las plantas que reciben principalmente su energía de la Tierra, a la que están arraigadas, los seres humanos , como animales que somos, tomamos más energía del cielo que de la Tierra. Podríamos decir que de hecho, somos el animal que más energía celeste o cósmica es capaz de captar. La proporción entre energía celeste y energía terrestre de que estamos cargados es, aproximadamente, de 7 a 1, que a su vez coincide con la proporción ideal, según los clásicos, entre el tamaño del cuerpo y el de la cabeza.
Existe  sin embargo una pequeña diferencia entre el hombre y la mujer, que explica la polaridad y hasta la atracción entre ambos: el hombre está más cercano a la proporción 8 a 1.
De ahí que los ciclos de la mujer se rijan por múltiplos de 7 y los del hombre por múltiplos de 8. La mujer empieza a menstruar o comenzaba a hacerlo a los 14 años. Actualmente la primera menstruación se ha adelantado debido al excesivo consumo de carne y de proteína animal - factores yang- ,pero el ciclo sigue repitiéndose cada 28 días, un múltiplo de 7, y un embarazo dura : 28 días x 10 lunas: 280 días.
En el hombre la pubertad llega en cambio a los 16 un múltiplo de 8, y  los 40 marcan en general un momento significativo.

Según las medicinas orientales, la energía terrestre entra en el cuerpo humano por los pies y por el perineo; la celeste o cósmica entra principalmente por la cabeza. Ambas circulan por un mismo canal central y van cargando una serie de centros de energía, que los orientales denominan "chakras", los cuales a su vez la distribuyen a través de nadis o meridianos internos y externos por todo el organismo. La energía sufre en ese trayecto un proceso progresivo de materialización , de más sutil a más densa, que alcanza su culminación en la linfa y las células.
Para más información sobre los chakras sigue este enlace.

Además de recibir su aliento del canal distribuidor de energía celeste y terrestre, los chakras se nutren de la fuerza que les aporta el sistema sanguíneo, cargado asimismo de energía electromagnética. Gracias a ello podemos influir directamente en su actividad, ya que la sangre se nutre de los alimentos que ingerimos y de lo que respiramos. En función de lo que comamos y bebamos, y también de cómo respiremos, los condicionaremos en uno u otro sentido y , por lo tanto, podremos manejar nuestras capacidades físicas y mentales.

Lo yin y lo yang en el hombre y en la mujer

La polaridad energética universal explica también muchas de las diferencias que existen entre el hombre y la mujer. Pero para entender cómo operan el yin y el yang en los distintos sexos conviene que diferenciemos  previamente dos conceptos:la constitución de la persona y su condición. La constitución de la persona es el conjunto de características físicas y energéticas con que nace. Es su marca de fábrica, que nos habla de su estructura interna y la fortaleza de sus tejidos y sistemas orgánicos. La condición de la persona, en cambio, es el resultado de cómo nos cuidamos, el estado de forma en que nos encontramos en función de cómo vivimos y nos alimentamos, nuestro estado de salud en un momento determinado.
 La mujer, en términos generales es más yin que el hombre, sin embargo hay que distinguir entre su interior y su forma externa. El interior de la mujer es más yang que el del hombre; está más cargado de energía celeste y es más concentrado. Una prueba de ello es que sus órganos genitales están orientados hacia dentro y que, por lo general la cintura es estrecha (los órganos centrales del cuerpo son más compactos) y su estatura es menor que la del hombre. En cambio su forma externa es más yin que la del hombre: pechos mayores, formas no angulosas sino redondeadas, mayor cantidad de grasas, más blandita...
En líneas generales, tanto los niños como las niñas son yang: son pequeños y condensados y por eso les gusta lo yin: helados, azúcar, fruta etc. Sin embargo, al nacer, una niña es más pequeña, resistente, fuerte y compacta que un niño, es decir es más yang. De ahí que durante el parto y las primeras semanas de vida sobrevivan más niñas que niños.
Desde la niñez, la mujer se muestra más atraída por lo yin y el hombre más atraído por lo yang. Esto ocurre porque el núcleo de la mujer es yang y se ve atraído por lo yin, y viceversa, el hombre internamente es yin y siente predilección por lo yang.
Así la niña que interiormente es más yang, acumula yin comiendo más grasas, dulces, verduras, frutas,ensaladas...Con los años, su cuerpo se irá llenando de yin y aparecerán las curvas y redondeces propias del sexo femenino. Por el contrario, el niño, cuyo interior es más yin, tiende a comer más alimentos salados y concentrados, más proteína animal, alimentos más cocinados, con lo que acumula yang.
 El niño, al nacer sin un núcleo energético denso y compacto, busca métodos que lo hagan más fuerte, por eso se inclina más que la niña hacia el ejercicio físico y por todo aquello que lo compacte.
No todos los niños siguen este patrón general. En ocasiones, las tendencias no se cumplen y surgen alteraciones y enfermedades como por ejemplo la anorexia. Desde el punto de vista energético,la anorexia se explica por una falta de calidad del núcleo yang de la niña o adolescente. La niña rechaza lo yin: quiere estar muy delgada, tener un cuerpo plano, rehúye las redondeces y curvas propias de su sexo. Eso es producto de la falta de mineralización de la estructura interna o, en otras palabras, de la carencia de un buen yang nuclear. Lo que conviene en esos casos a nivel bioenergético es establecer dietas que nutran los órganos internos mineralizándolos. Con ese aporte de yang, la niña empezará a buscar también lo yin.
En general, la mujer, al tener un recubrimiento más yin, tiende a ser más emocional. El hecho de que cuente con mayor proporción de energía terrestre que el hombre la lleva a ser más práctica que él y le confiere mayores capacidades para la gestión de asuntos biológicos y terrenos. El hombre por el contrario, es más mental y proclive al idealismo. A la mujer le gusta lo yin: lo suave y delicado. Al hombre le gusta lo yang: la actividad, los deportes, la actividad social.
  En cuanto a los alimentos, la mujer en general, se inclina más por las frutas, las ensaladas, la verdura, los dulces o los lácteos. El hombre , por su parte, prefiere la carne, la caza, los alimentos más salados y fuertes.
Ya en la vejez, tanto el hombre como la mujer  van perdiendo la capacidad de regenerar sus tejidos. La sustancia que a lo largo de la vida han ido acumulando en los tejidos se desgasta  y emerge el núcleo interior - yang, concentrado y activo en la mujer, y yin diluido y pasivo en el hombre. De hecho, para mantenerse joven  lo que hay que hacer es regenerar esa sustancia año tras año, lo cual requiere de una alimentación que nutra la sangre, la esencia, la energía o yang corporal y la propia sustancia o yin corporal. Más adelante explicaremos estos conceptos que son muy importantes.
Cuando en la 3ª edad el núcleo se convierte en predominante, a menudo los sexos intercambian sus papeles. Así, puede darse que una mujer que siempre haya tenido un carácter suave, dulce y flexible cambie, para volverse más arisca y dominante, más disciplinada y activa Y viceversa, al perder su capa externa de yang, un hombre acostumbrado a llevar la iniciativa y cuyo carácter haya sido siempre autoritario y territorial puede volverse suave, flexible y conciliador.

La esencia, la sustancia y la energía
Hemos hecho referencia a la necesidad de nutrir la esencia. Pero, ¿qué es exactamente la esencia?
Según la medicinas orientales - la tradicional china, la ayurvédica y la tibetana-, la esencia es una sustancia sutil que se acumula en los riñones y otros órganos vitales y que permite la regeneración y el crecimiento de los tejidos. De hecho existen 2 tipos de esencia: la prenatal y la postnatal.
La esencia prenatal es la que heredamos de nuestros padres, es la esencia de que disponemos al nacer. La esencia prenatal determina la fortaleza de nuestra constitución y la expectativa de vida. La esencia postnatal es la que obtenemos a partir de la digestión de determinados alimentos.
El ser humano consume esencia a diario, tanto prenatal como postnatal. Normalmente el gasto diario de la primera es aunque inevitable, mínimo; sin embargo, si uno dispone de poca esencia posnatal, consumirá más esencia prenatal de lo debido, y hay que tener en cuenta que cuando se acaba la esencia prenatal, uno se muere. Cuanta más esencia postnatal acumulemos, mejor conservaremos nuestra reserva de esencia prenatal, lo cual influirá en nuestra salud, nuestra vitalidad y nuestra capacidad para regenerarnos y mantenernos jóvenes. En la medicina tradicional china se conoce al cerebro como "el mar de la esencia", es que existe un vínculo muy estrecho entre la esencia y la capacidad intelectual, la capacidad de concentración, la fluidez mental, el volumen de recursos mentales y la capacidad para meditar, entre otras funciones y elementos. El cerebro está muy relacionado con los riñones.
La esencia es un elemento desconocido para la medicina occidental y, sin embargo, resulta indispensable tenerla en cuenta para entender el funcionamiento bioenergético del cuerpo humano. Los alimentos que la restituyen son, sobre todo, los granos -semillas, legumbres, cereales en grano-, así como los frutos secos, los aceites de 1ª presión en frío y el pescado. De ahí viene la importancia que deben tener en nuestra dieta.
Conviene explicar que un grano entero, por ejemplo un grano de arroz, es rico en esencia porque conserva la capacidad de germinar, de producir vida. No ocurre así cuando se ha convertido en harina o sémola, o ha sido procesado y ha perdido su forma y sus cualidades. Por ello, con vistas a tonificar la esencia - algo fundamentalmente en el tratamiento de muchas enfermedades-(la esencia puede convertirse en sustancia o energía cuando el cuerpo está falto de ellas, por eso es además un gran armonizador del organismo) hay que saber cocinar los granos enteros de modo que no pierdan ese "don" esencial. 
 Aristóteles decía hace ya 2.300 años:
  • La materia contiene la naturaleza esencial de todas las cosas, pero sólo de manera potencial. Por medio de la forma esa materia se convierte en real o actual
Además de la esencia, los órganos cuentan con otros tres componentes básicos:
  1. la energía o yang corporal.
  2. la sustancia o yin corporal, es decir, los fluidos corporales y los tejidos conjunivo y de los órganos.
  3. la sangre, que es la que permite que la energía y la sustancia procedentes de los alimentos lleguen a los órganos.
En cada órgano, la esencia es la encargada de mantener el debido equilibrio yin/yang, es de el equilibrio entre la sustancia y la energía, el equilibrio entre el sistema simpático y parasimpático; en definitiva, la esencia se ocupa de que el órgano pueda desempeñar su función y se recupere y regenere adecuadamente.
La salud de nuestro cuerpo en general y la de cada órgano en particular dependen de esos cuatro elementos. Hay que tener en cuenta que cualquier alimento incide sobre uno o más de ellos.




1 comentarios:

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